Capítulo 426: Fénix y Diosa, Ambos Indispensables

—Maestra, al parecer, no es sin motivo que la Emperatriz desconfíe de usted.

—Pensando en la profecía de la Emperatriz Fundadora —Pequeño Martín Pescador soltó una risita secreta.

—Solo la Diosa Descendida del Cielo que posee al Fénix de Fuego puede gobernar verdaderamente.

—¡La Diosa Descendida del Cielo es la Maestra, y el Fénix de Fuego es ella misma!

—La Diosa y el Fénix son inseparables.

—En efecto, ella y la Maestra son las más cercanas, unidas por la sangre, inseparables una de la otra.

—¿Cuál es el propósito de la Segunda Princesa Imperial con un retrato tan preciado de la Emperatriz de hace mil años? ¿Hacerlo público y dejar que caiga en manos de los plebeyos como recompensa?

—Conociendo la identidad de la persona en la pintura —Lin Qingluo se sintió aún más sospechosa de la Segunda Princesa Imperial.

—El retrato simplemente cayó en sus manos.

—Nunca creería que no hubiera un cálculo detrás de ello.