Capítulo 436: Un abrazo feroz

—Mamá, ya volví.

El joven regresa a casa, empuja la cerca y entra corriendo en su propio patio, soltando su canasta en el suelo. Su rostro claro y apuesto está lleno de una sonrisa brillante como la luz del sol.

—Yi'er, ¿tienes sed? Mamá va a hervir un poco de agua para ti —de la baja y deteriorada casa de tierra aparece una mujer de unos cuarenta años con rasgos demacrados, profundas arrugas en las comisuras de sus ojos, revelando su larga enfermedad y signos de haber sido azotada por los elementos.

—Mamá, no tengo sed. Descansa, deja de preocuparte —las cejas del joven se fruncen ligeramente, y da unos pasos rápidos hacia su madre, ayudándola a sentarse en el banco de piedra del patio.

—¿Un conejo salvaje? Jaja, buen hermano, ¿lo cazaste? ¡Guau, mi hermano es tan increíble, hermana te quiere más, Yi'er! —otra joven vivaz y alegre sale de la casa, se lanza emocionada sobre el joven y le da un vigoroso abrazo de oso.