—Dinglingling —las flechas voladoras con campanillas se lanzaron hacia el líder de los piratas.
—¡Jefe, ten cuidado! —los bandidos restantes estaban presas del pánico.
—Dinglingling —el líder de los piratas se apartó rápidamente, evitando la flecha.
—Puff —sin embargo, antes de que pudiera siquiera alegrarse, la flecha hizo un giro milagroso en el aire, cambiando de dirección y apuntando a su corazón desde atrás.
—¡El jefe está muerto! —gritaron los piratas.
—¡Vengad al jefe! —viendo que el niño se había quedado sin flechas, los bandidos restantes se lanzaron hacia el pequeño patio.
—¡Yi'er! —viendo la peligrosa situación, la niña desatendió las objeciones de su madre y salió de la casa con un cuchillo de cocina para ponerse frente al niño.
—¡Hermana, regresa! —el niño ansioso tomó su brazo con fuerza y la jaló de vuelta.