Capítulo Cuatrocientos Ochenta y Seis: Dos Discípulos Más Añadidos

—Al oír esto, Su Hu quedó impactado y sin palabras —murmuró.

—Una vez calmado, sintió un torrente de pasión y se golpeó el pecho, prometiendo completar la tarea.

—Lin Qingluo confiaba en Su Hu. En los diez años que habían sido padre e hija, ella lo conocía bien. Aunque parecía despreocupado y sencillo como un hombre de campo, en realidad era muy meticuloso y recto, capaz de manejar tareas importantes.

—Con la seguridad de Su Hu, ella se sintió tranquila y comenzó a planificar su próximo viaje —narró.

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—Los doctores del Valle del Rey de la Medicina trajeron píldoras y recetas al área afectada por la catástrofe, deteniendo con éxito la propagación de la epidemia y curando a un gran número de pacientes. Ganaron alta reputación entre la gente —comentó el narrador.

—El Maestro del Valle Mo, lleno de gratitud, visitó personalmente el Cañón Místico y trajo numerosos regalos para agradecer a la Pequeña Doctora Divina, incluyendo algunos de los tesoros más raros del mundo —relató.