Mo Canglan llegó rápidamente, trayendo al Pequeño Príncipe con él. Al ver a su hermana cubierta de heridas, los ojos del Pequeño Príncipe se enrojecieron de inmediato, y grandes lágrimas cayeron por sus mejillas. Lin Qingluo no se preocupó por sus propias heridas, en lugar de eso concentró toda su atención en su rostro. Su mirada cayó en el encantador lunar rojo entre sus cejas, y no pudo evitar sentirse sombría. ¡Sangre del Clan Wu, Profecía no Revelada! ¿Traería esta habilidad poco común suerte o desgracia a este niño que ya había enfrentado tantas dificultades desde la infancia?
—Hermana, Xuan'er te aplicará la medicina —El Pequeño Príncipe lloró con un sollozo, pero no se olvidó de las heridas de su hermana, tomando medicina espiritual y vendas del botiquín para curar sus heridas.