—Jinyang, Jinpeng, ambos, adelante juntos.
Fuera de la arena, las cejas de Lin Jinyu estaban fruncidas, sus nervios tensos de nuevo, y una sensación de inquietud surgía inexplicablemente.
Su hermana pequeña era más fuerte de lo que nadie había imaginado.
La poderosa intención de la espada ya no podía ser descrita solo como un poco por encima de los demás.
—De acuerdo, Séptimo Hermano, vamos juntos.
Lin Jinyang no tenía objeciones a la decisión de su hermano mayor, crujiendo sus nudillos y ansioso por mostrar sus habilidades.
—Vale.
Las excelentes habilidades marciales de su hermana también estimularon el espíritu competitivo de Lin Jinpeng como chico.
Ambos hermanos compartían el mismo objetivo: después de la derrota de sus hermanos mayores, querían salvar algo de dignidad para el Clan Lin con su propia fuerza.