—Los ojos de Mu Fangyun mostraban horror —afirmó—. Agarró con fuerza el frasco de medicina en su mano, soportando el dolor desgarrador en su hombro izquierdo, y caminó hacia la funcionaria del Departamento de Justicia más cercana que había caído al suelo envenenada.
—En la noche sin estrellas ni luna creciente, la oscuridad era como un remolino que lo engullía todo.
—Asesinos mortales irrumpieron, la Guardia Lobo Negro escondida se preparaba para atacar, enjambres hacia el Palacio Imperial como langostas.
—El humo venenoso llenaba el aire, y lamentos desgarradores llenaban el suelo.
—Los Guardias Imperiales colapsaban en manadas dentro del palacio, la furia de la Emperatriz casi la hacía escupir sangre.
—Una persona y un pájaro, como soldados celestiales descendiendo, se tejían a través de la noche oscura como el alquitrán.