—La sopa está lista; vamos a comer
Lin Jinyun miró a su hermana con adoración y echó una abundante cucharada de vieiras en su cuenco.
—Añade también algunas almejas —Lin Qingluo sostenía su cuenco, sonriendo tanto que sus ojos desaparecieron.
—Jaja, claro —los ojos de Jinyun se arrugaron de la risa mientras echaba una cucharada de almejas en su cuenco.
—La cena está lista; es hora de disfrutar de nuestra Sopa de Grumos de Marisco favorita —Shitou recibió una patada pero aún así no aprendió la lección, chillando mientras corría hacia la cocina.
Sus ojos traviesos iban y venían entre la olla de la sopa y el cuenco en la mano del Pequeño Maestro, la incredulidad agrandando su mirada.
—Oye, oye, oye, eso no es justo, Cuarto Hermano. No quedan almejas. ¿Qué vamos a comer?
—¿Acaso no te hartaste de marisco? Casi vomitas después de comerlo —Lin Jinyun bromeó y echó un poco más de grumos de fideos en el cuenco de su hermana.