—Tres en una guarida —Los ojos de Lin Qingluo eran suaves—. Si te llevas uno, solo quedan dos.
—¿Dónde está la guarida del tigre? También quiero conseguir uno —Los ojos de Shitou brillaban con picardía—. ¿Eres capaz siquiera de criar a un tigre?
—¿Tú? ¿Eres capaz siquiera de criar a un tigre? —Wang Meng se burló, apartándolo—. ¿Sabes cuánta carne de cerdo come un Huya en una comida? Dos patas traseras de cerdo, más medio costillar. ¿Puedes pagarlo?
—¿No está Yin'er aquí? —Shitou murmuró sin convencerse.
—Tsk, hasta tienes el descaro de decir eso —Wang Meng le dio una mirada molesta—. ¿Que Yin'er cace jabalíes cuenta como si los criaras tú?
—Humph —Shitou se atragantó, se infló las mejillas y permaneció en silencio.
—Jeje —Lin Qingluo escuchaba a los dos hermanos discutir, sintiéndose muy cálida y reconfortada.
Estaba acostumbrada a escuchar cómo se burlaban el uno al otro. Después de no escucharlo por un tiempo, lo extrañaba un poco.