—Pío pío.
El Pequeño Cometa Verde entendió que su maestra lo estaba alabando. Con sus brillantes ojos negros y su pequeña cabeza levantada, se mostró orgullosamente.
Su aspecto arrogante y adorable era igual que el de Yin'er.
Al verlo, Lin Qingluo se sintió de muy buen humor y se rió con los ojos entrecerrados.
—Maestra, mañana es el Examen de Condado. Vamos a acostarnos temprano esta noche. No necesitamos preocuparnos por el jardín de hierbas por un día —dijo el Pequeño Martín Pescador después de comer un Durazno Espiritual y voló desde la arboleda de duraznos, dando vueltas sobre el jardín de hierbas.
—Pío pío.
El Pequeño Cometa Verde vio al bebé bestia divina y rodó sus ojos, revelando una sonrisa complaciente.
Su expresión astuta era comparable a la de Baoya.
—Jeje.
Lin Qingluo se divirtió y no pudo evitar extender la mano y pinchar su pequeña cabeza.
—Ve a dormir. Tenemos que levantarnos temprano mañana.