—Ustedes dos, lleven al Príncipe a la habitación.
Sin ánimo de dar más explicaciones, la Emperatriz ordenó en voz baja a dos Guardias Qilin.
—Sí.
Dos Guardias Qilin obedecieron, unieron fuerzas y cuidadosamente llevaron al Pequeño Príncipe a la cámara lateral, colocándolo en la cama.
—La plebeya y Cang Lan van a realizar una cirugía en el Pequeño Príncipe, coser la herida, y durante la curación, nadie tiene permitido interrumpir.
Lin Qingluo miró a su alrededor, su voz clara y fría, con una autoridad incuestionable.
El Pabellón Nieve Serena estaba en silencio, todo el mundo callado, nadie se atrevió a provocar a la Emperatriz en ese momento.
Mo Canglan la siguió a la cámara lateral.
—Ustedes dos también salgan.
Lin Qingluo echó sin ceremonias a los dos Guardias Qilin.
Mo Canglan cerró cuidadosamente puertas y ventanas, bloqueando la vista de todos.
—Comencemos.