—¿Dónde planeas encontrarlos para disculparte? —preguntó gruñón Zhi Lingyang.
—Probablemente no hayan salido de la mansión todavía, iré a buscarlos ahora —asumió Jin Lele—. Debían haber sido detenidos por los guardias en algún lugar de la mansión.
Justo cuando estaba a punto de salir corriendo, fue detenida por Jin An'an, que tiraba de su brazo.
—Lele, no vayas. Ellos se fueron hace mucho tiempo —dijo An'an.
—Había notado antes que el hombre que acompañaba a la señora médica no era una persona corriente. Dejando de lado a ella y a Lele, incluso el general podría no ser rival para él. Si tal persona entraba en su Mansión del General, ¿no se movería como si no hubiera nadie para contenerlo?
—¿Se fueron? —Jin Lele frunció el ceño.