—Sí, señor.
—Lin Chushui respondió y miró a Lin Caisang. Al verla asentir, continuó.
—Señor, lamento las molestias, pero ¿podría enseñar a mi hermano mayor y a Chushui por separado? —Lin Caisang desvió su mirada de Lin Chushui y sonrió al anciano, intercambiando cortesías.
—En absoluto, no es ninguna molestia —aseguró el anciano, sacudiendo la cabeza repetidamente.
—Creo que su método es bastante efectivo, Sangsang. Primero, que los estudiantes aprendan todos los caracteres, empezando por los más simples. Luego, en el futuro, podrán leer cualquier libro que quieran, reconociendo los caracteres dentro de ellos. Si hay algo que no entienden, pueden preguntar. Me ha ahorrado la molestia de enseñarles libro por libro.
—Además, su hermano mayor es un aprendiz astuto. Aprende rápido. Solo han pasado unos días y ya ha aprendido tantos caracteres. Incluso puede recitar los libros que he enseñado a otros estudiantes en la aldea.
—Hehe —Lin Caisang rió entre dientes.