—¡Deja de fingir! ¡Eso es lo que más odio! —diciendo esto, golpeó fuerte con su pie.
—¡Ugh!
El Jefe del Clan Ya estaba ya en tanto dolor que no podía hablar, su manzana de Adán se movía violentamente varias veces.
—Fue hace tres años, durante la temporada de lluvias —respondió.
—¿Por qué estabas escuchando a escondidas las conversaciones de mi maestro? —preguntó Zhe Jue.
—Porque... porque... porque quería saber dónde escondía todo el dinero que ganaba —respondió el Jefe del Clan Ya.
En ese momento, Ya Molian estaba solo. Cada vez que subía a la montaña, no había nadie en casa. Pensó que si sabía dónde Ya Molian guardaba su dinero, podría robarlo mientras no estaba en casa, así que no tendría que preocuparse por el dinero nunca más.
Si hubiera sabido que su codicia momentánea traería tantos problemas, nunca habría codiciado el dinero de Ya Molian.
Ahora, no sabía qué haría con él el hombre frente a él.