—La señora Guo arqueó las cejas, incredulidad en sus ojos, pero pensando en el auge de la fábrica de vidrio en Pekín —dijo con una sonrisa—. Yeyang ha construido la primera fábrica de vidrio de nuestra Daxia en la Prefectura Ningmen, lo cual es ciertamente loable. Sin embargo, mi esposo, ¿cómo marcha el negocio de la fábrica de vidrio?
—El gobernador Guo respondió con una sonrisa —Ciertamente no está nada mal, ya que el vidrio siempre tiene alta demanda.
—La señora Guo dijo rápidamente —Por favor, cuéntame más, querido.
—El gobernador Guo respondió —¿Cómo iba a saber yo eso?
—La señora Guo frunció el ceño —¿No ha tomado Yeyang la iniciativa de contarte?
—El gobernador Guo negó con la cabeza —Ese muchacho se ha vuelto cada vez más secreto, pero ya que la fábrica de vidrio es suya, si él no habla de ello, yo no pregunto.