—¿Qué virtudes y habilidades posee nuestra dama que podría hacerla hermana tuya, señorita Chen? —Shu Lan no pudo ocultar la sonrisa fría en su corazón al escuchar el tono condescendiente de Chen Li. En sus ojos, su señora era intocable, exaltada, mientras que Chen Li no era más que una mujer de familia mercantil, desprestigiada y coqueta. En algunos aspectos, ni siquiera podía compararse con los sirvientes, y sin embargo, tenía la audacia de proponer hermandad con su señora, como si tratara de exagerar su propio valor.