Su Wenyue sentía como si hubiera caído en una trampa demoníaca, abrumada y consumida por un odio ardiente, cuando de repente un dolor agudo se transmitió por su cuerpo. ¡Era un dolor agudo! Diferente del tipo de incomodidad ilusoria fabricada por sueños, esta era una verdadera angustia, originada en la percepción más genuina, una respuesta indiscutible y fiel de su cuerpo.
Su Wenyue parecía despertar levemente de su sueño, solo para caer en confusión, sin saber si era de día o de noche, o qué era real o falso. Entonces, una voz entró en su mente, una que le parecía muy familiar e instintivamente confiable.