—Cuñado, oh cuñado, es la mayor trampa que existe. En el pasado, he sufrido bastante a manos de ellos, todo por mi esposa en mi corazón, así que tuve que aguantarlo. Ahora que valoro aún más a mi esposa, no tengo más remedio que aguantar aún más. Siempre hay algunas cosas en el mundo que están fuera de nuestro control —dijo Han Yu con el corazón apesadumbrado.
—Hermana Menor parece estar de mucho mejor ánimo. ¿Descansó bien? —Su Hengyi se acercó y miró fijamente a su hermana, su tono más gentil que nunca. Aunque se habían encontrado la noche anterior, era demasiado tarde, y solo intercambiaron unas pocas palabras ya que Hermana Menor estaba preocupada por su hijo. Ahora, por fin, podía mirarla bien. Recordaba cómo no podía aceptar ni creer la noticia de que su hermana se había lanzado desde un acantilado. No podía creer que una hermana tan maravillosa se hubiera ido. Afortunadamente, fue bendecida por el cielo, y aun después de saltar del acantilado, pudo retomar su vida.