Su Wenyue se sintió mucho más tranquila, pero aún había cosas que necesitaba hacer. Sin noticias de Han Yu durante estos últimos días, sin importar la razón, era necesario enviar una guardia secreta para preguntar e investigar. Si realmente le hubiera pasado algo a Han Yu, ella podría hacer arreglos a tiempo y proveerle asistencia. Desde el momento en que Han Yu decidió dejarla quedarse y seguirlo, ella se propuso no estar tan ociosa como antes y apoyar a Han Yu en las buenas y en las malas.
Justo cuando Su Wenyue regresó a su habitación y convocó a una guardia secreta para preguntar sobre la situación de Han Yu, el guardia ya le había entregado una nota con noticias.
—Señora, acaba de llegar un mensaje del otro lado. El Maestro está herido —dijo el guardia secreto mientras le entregaba respetuosamente la nota a Su Wenyue.