—Maldición, corren demasiado rápido. Incluso si corriéramos hasta morir, no podríamos alcanzarlos. Tercer Hermano, notifica rápidamente a los hombres de adelante, tienen que detener a esa gente, de lo contrario nuestros hermanos no tendrán ninguna oportunidad de sobrevivir —escupió con fiereza en el suelo y maldijo entre dientes el líder con la cara marcada por una cicatriz.
—¡Sí, Hermano Mayor! —respondió apresuradamente el hombre llamado Tercer Hermano, sacando dos objetos tubulares de su cintura y prendiendo las mechas en la parte superior con una cerilla.
De repente, en el momento en que se encendieron, dos luces deslumbrantes se elevaron con un zumbido, perforando el cielo a decenas de pies de altura, trazando instantáneamente líneas a través de la noche oscura como boca de lobo.