La tranquila aldea de montaña se vio interrumpida por un grito penetrante y llamados de auxilio que surgieron mientras todos estaban en sus sueños...
Cuando los aldeanos despertados se precipitaron fuera de sus casas hacia la casa de la viuda Lv, todos se quedaron atónitos por un momento, sin que cruzara por la mente de nadie pensamientos obscenos a pesar de que la Viuda Lv yacía completamente desnuda, porque junto a ella había un hombre colapsado en un charco de sangre.
—Rápido, llamen al jefe del pueblo —gritó alguien—. Llamen al médico.