—Hace tiempo que no nos vemos, señor Ning, luce aún más distinguido que antes —mientras Shen Mingzhu miraba a Ning Yuan, vestido con una camisa de seda verde oscuro, pantalones de traje y zapatos de cuero puntiagudos, se acercó a él con una sonrisa para hacerle los saludos de cortesía.
—¿Cómo ha estado últimamente? —Ning Yuan se bajó sus gafas de sol y le dio una mirada encantadora.
—Como ve, voy tirando —Shen Mingzhu hizo un gesto con su mano alrededor.
—Nada mal —siguiendo su gesto, Ning Yuan examinó la decoración y distribución del restaurante, mostrando en su rostro tanto admiración como interés—. Escuché sobre la apertura de su nuevo restaurante y hice un viaje especial desde Ciudad Hong. ¿Qué tal eso, bastante considerado, verdad?
—Gracias por el honor, señor Ning —Shen Mingzhu asintió agradecida.
—Hace tanto calor hoy y es difícil para usted moverse, debería estar descansando en casa —Shen Mingzhu se apresuró, apoyando a Zhong Qing del otro lado.