—Los niños no encuentran a sus madres feas, y lo mismo ocurre con las madres; tampoco encuentran a sus hijos feos.
—Las palabras de la niñera recibieron la aprobación de todos en la habitación —comentó alguien mientras se turnaban para elogiar las virtudes de los niños.
—Comentarios sobre cuán sensatos y sin problemas son, lo bien que comen y duermen, su aspecto auspicioso —explicaba otro, desbordando elogios como si no costaran nada regalarlos.
—Aunque sabía que todos eran palabras aduladoras y amables —reconoció Zhong Qing—, estaba encantada de escucharlos.
—Sus hijos eran, por supuesto, los mejores.
—Mientras la conversación era animada —recordó alguien—, llegó Yan Yi.
—Aunque Yan Yi parecía ser una persona de temperamento gentil —se comentaba—, su estatus era evidente, haciendo que todos en la habitación actuaran de manera más reservada, dirigiéndose a él respetuosamente como "Señor Yan".