Shen Hongmei quedó atónita por un par de segundos antes de comprender el significado de Zhao Dafa, y no pudo evitar sentir calor extendiéndose por sus mejillas.
—Hermano Zhao, si Xiaoyun descubre lo nuestro, ¿le disgustará? Él parecía no gustarle la Hermana Hui en el pasado... —preguntó.
Zhao Dafa resopló:
—Si se atreve a tener una opinión sobre ti, lo haré empacar sus cosas y mudarse a vivir solo. Después de todo, la casa vieja ya casi termina las renovaciones.
Shen Hongmei se quedó congelada.
Zhao Dafa se divirtió con su mirada ingenua:
—Solo te estoy molestando, no te preocupes. A Xiaoyun le gustas mucho. Lo ayudaste con su pregunta antes, y no dejaba de mencionármelo durante varios días, constantemente elogiando lo increíble que eres.
Al oír esto, Shen Hongmei no pudo evitar suspirar aliviada.
—Entonces tú organízalo, Hermano Zhao.
Zhao Dafa le dio una palmadita reconfortante en el brazo: