No es exagerado decir que su actuación de ese entonces me superó por mucho. Si no fuera por la coincidencia de ser agrupado con ella y llevarme por su impulso, quizá no habría pasado esa audición.
El siguiente paso era el entrenamiento previo al rodaje, y ella era más diligente que cualquiera de nosotros, habiendo comenzado a aprender lenguaje de señas con anticipación. Las condiciones en las montañas eran realmente duras, pero ella nunca se quejó.
Todos los días, trabajaba con absoluta profesionalidad y seriedad, y era alegre en su tiempo libre, a menudo me animaba y discutía técnicas de actuación conmigo.
No sé si alguna vez has admirado mucho a alguien, pero yo ciertamente la admiraba.
Desde entonces, nos habíamos convertido en compañeros para comer y charlar.
En ese momento, pensé para mí que una chica a la que le gusta reír seguramente tendría buena suerte.