—¿Cómo vas a ayudarme? —Wenyan levantó la vista hacia Shen Jingxiu—. ¿Vas a llamarme todos los días para salir a correr?
Shen Jingxiu no le dio una respuesta inmediata a Wenyan sino que le preguntó:
—¿Estás dispuesta?
Sin dudarlo, Wenyan respondió:
—Por supuesto que estoy dispuesta. Pero parece que tú tampoco te quedas en casa todos los días, ¿verdad? ¿No trabajas a menudo horas extras y luego te quedas cerca de la empresa?
Shen Jingxiu soltó una pequeña carcajada:
—Mientras estés dispuesta, nada de eso será un problema. Ahora no me gusta trabajar horas extras tanto como antes.
—¿En serio? ¿Por qué? —Wenyan parpadeó—. ¿Ha estado menos ocupado el Grupo Shen recientemente?
—Ocupado. Es solo que quiero reducir la velocidad y volver a la vida.
Wenyan asintió:
—Así es como debería ser, trabajar cinco días y tener dos días libres para darte más tiempo y espacio. Por cierto, ¿dónde vamos a correr? Mamá acaba de decirme que no me salte el desayuno.