Conviértiéndose en Uno

—Su diestra lengua penetró profundamente mientras las paredes internas de ella se contraían y aprisionaban su invasión. Cassandra intentaba morder su labio inferior para evitar gemir demasiado alto.

—Sus ojos no se apartaban de ella; la mantenían cautivada, todos intensos y lujuriosos. Con cada roce de su aspereza contra sus delicadas paredes, el cuerpo de Cassandra temblaba por los placeres abrumadores.

—Sus oscuros dedos seguían enroscados alrededor de su suave piel, manteniéndola en su lugar para poder devorarla como la bestia que era.

—Hizo rodar su lengua y golpeó ese dulce punto dentro de ella, haciendo que ella echara la cabeza hacia atrás y soltara un chillido de puro placer.

—La mano derecha de Siroos dejó su muslo y se cerró alrededor de su pecho, apretándolo como una naranja medio cortada.

—Su boca entreabierta y una serie de gemidos rebeldes cayeron.

—¡Ahhh! ¡Haaaa!"