—Estoy esperando a que mi esposa me prepare algo delicioso —dijo Yun Hao tocándose la nariz.
No importaba lo que cocinaba, él siempre estaba dispuesto a comerlo.
—Cuando estés fuera, cuídate. Recuerda, tu esposa e hijos te están esperando en casa —advirtió Meng Yunhan.
Yun Hao no se sintió molesto en absoluto, sino más bien reconfortado.
Efectivamente, su esposa e hijos lo esperaban en casa y él siempre regresaría a salvo.
Yun Hao salió de la casa a regañadientes.
—Zihan, ¿qué opinas sobre Lu Jianjun? —preguntó Meng Yunhan.
¿No discutieron esto ayer?
Meng Yunhan bajó la voz y preguntó de nuevo —Le interesaste a primera vista. Ahora, te pido tu opinión sobre él. Si no te interesa, se lo haré saber.
El papel de celestina le resultaba poco familiar.
Liu Zihan se sorprendió porque conocía la identidad de Lu Jianjun.
Sabía que el padre de Lu Jianjun era el jefe de la región militar.
—¿Dices que le intereso? —preguntó sorprendida Liu Zihan.