—¡Seguir a Hermana Mayor significa que hay carne para comer! —exclamó Xiao Linshuang.
Justo cuando Lao Fan estaba a punto de replicar, parpadeó de repente sin hablar, considerando si también debería perder su dignidad esta vez.
—Señora, hola, soy la dueña del Edificio Fuman. El Encargado de la Tienda Liu me acaba de decir que quería verme; nunca esperé que usted y el antiguo dueño fueran amigos desde hace tiempo —dijo Lin Yuan con una sonrisa, luego hizo una reverencia suave a la Princesa Anle.
Así que fue el Encargado de la Tienda Liu quien había ido a informar de la noticia. No es de extrañar que la chica había vuelto. Lao Fan acarició su barba y no dijo nada.
—Por favor, tome asiento, Miss —dijo la Princesa Anle, tomando simpatía por ella ya que Lin Yuan fue educada y sincera en su discurso.