En este momento, Song Yunuan estaba sentada.
No cruzaba las piernas de manera arrogante, sin embargo, parecía bastante a gusto y cómoda.
Shangguan Heng, por otro lado, estaba rígidamente junto a la mesita de café, con esa nota en su mano.
Con los ojos bien abiertos, miraba a Song Yunuan con horror.
Lo que Song Yunuan había descrito era precisamente la caja de palisandro que había utilizado para guardar la Piedra de tinta de Nueve Dragones, la cual acababa de devolver a la caja fuerte esa misma mañana.
—¿Podría ser... podría ser que Song Yunuan la hubiera visto? —Pero, ¿cómo la hubiera visto? —Era como si la hubiera visto con sus propios ojos. —¿Será que ella estaba detrás de él en ese momento? —¿O sería que su gente estaba detrás de él entonces?
—Eso no está bien; él era el único en el estudio en ese momento. —Estaba seguro de que no había una segunda persona; había cerrado la puerta por dentro.