—Gracias, tío Li —Shen Mianmian sonrió, entrecerrando los ojos y notó agudamente que una sonrisa también parpadeaba en lo profundo de los ojos de Li Julin.
Ella charló con Xiu Min por un rato, y cuando Xiu Min la invitó a quedarse a cenar, Shen Mianmian declinó, citando que aún tenía que pasar por la tienda.
Xiu Min no insistió y la acompañó hasta la puerta. —Mianmian, tu tío Li en realidad no te culpa. Estaba preocupado porque no viniste hoy. Él es así, su manera de expresarse es diferente a la de los demás.
—Tía Xiu, sé que el tío Li está preocupado por mí. Hoy en verdad me retrasé por algo y no les informé con antelación. Fue una falta de consideración de mi parte.
Aunque no estaban relacionados por sangre con Li Julin, Shen Mianmian lo conocía bastante bien. En su vida pasada, cuando empezó a cuidar de Li Julin sin entender su temperamento, enfrentó varios reveses. Pero una vez que lo conoció, él la trató como a una hija.