El Emperador lucía una red sobre la cabeza, parecía horrendo, y a diferencia del desvergonzado Marqués Xuanping, se había saltado la corte matutina para mantener su imagen imperial.
—Su Majestad, he terminado de copiar el libro militar —dijo el Viejo Marqués desde afuera del Cuarto de Estudio Imperial.
—Tráelo —El Emperador movió su mano impacientemente.
El Eunuco Wei tomó el libro militar copiado del Viejo Marqués y le susurró, —Puedes retirarte.
Entendiendo la indirecta, el Viejo Marqués se inclinó respetuosamente hacia el Cuarto de Estudio Imperial, —¡Me... retiro!
Dicho esto, se dio vuelta y salió rengueando del palacio.
El Viejo Marqués se subió a su carruaje.
El cochero preguntó, —Señor, ¿está usted bien? ¿Regresamos a la Residencia del Marqués? ¿Quiere que encuentre un Salón Médico? No se ve bien.