Er Fengchong

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La doctora Divina Wei Ruo, habiendo transmigrado al personaje secundario de una novela, fue abandonada en el campo sin una palabra de nadie durante diez años, y solo fue traída de vuelta cuando cumplió trece.
Todos veían que pasaba sus días solo sabiendo plantar flores, hierbas y cultivos, así que indudablemente pensaban que era solo una campesina.
Como la hija verdadera entre las hijas verdaderas y falsas de la historia, Wei Ruo ni quería enamorarse del protagonista masculino, ni competir por el favor con la protagonista femenina. ¡Estaba singularmente enfocada en ganar dinero, ganar dinero, ganar dinero!
Mientras la hija falsa aún estaba preocupada por cómo el regreso de Wei Ruo afectaría su estatus, Wei Ruo ya había amasado en silencio una pequeña fortuna.
Mientras la hija falsa aún intentaba atraer la atención del protagonista masculino, Wei Ruo ya era una adinerada empresaria.
Tenía tanto el dinero como el grano que quería, y abría una tienda tras otra.
Más tarde, su hermano se convirtió en el Primer Ministro, su padre en el General, y el que se sentaba en el trono era su esposo.
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La Heredera Afortunada

La noticia del derecho al matrimonio real de Wei Ruo se difundió rápidamente por toda la Residencia del Duque Leal y Justo, llegando a aquellos nietos que no habían estado presentes anteriormente para escuchar el decreto imperial.


Al oír la noticia, Wei Qingwan, aturdida, rompió la taza de té en su mano.


Luego, se derrumbó de nuevo en su asiento.


—Wei Qingruo... convertirse en la esposa legítima del Príncipe Noveno... —murmuró con incredulidad.


Solo después de un rato Wei Qingwan volvió en sí. Se dirigió a Cuihe, quien había traído la noticia, para confirmar:


—¿De verdad, la esposa legítima del Príncipe Noveno? ¿No escuchaste mal?


—Esta esclava lo verificó tres veces, ella es de verdad la esposa legítima —Cuihe apretó los labios y sacudió la cabeza con una expresión doliente.


—¿Por qué Wei Qingruo tiene tanta suerte? —Wei Qingwan no podía entenderlo.


Capítulo 442 No puedo olvidar a Xu Heyou