—Wei Qingwan miró agradecida hacia la Señora de la Familia Bai.
—Quería preguntar, pero estaba limitada por su propia dignidad. Ahora que la Señora Bai habló en su nombre, no podría ser mejor.
—Había gastado dos mil taeles de plata en esa caja de crema para eliminar cicatrices y aunque las marcas en su espalda eran tenues después de aplicarla, todavía se notaban si uno miraba de cerca, lo cual todavía le molestaba.
—Si pudiera usar dos cajas más, quizás desaparecerían completamente.
—Lamentablemente, no tenía más plata, y la crema ya no estaba disponible en la Sala Tongde.
—Originalmente, por consejo de los que la rodeaban, ya lo había dejado pasar. Al haber desvanecido la cicatriz hasta este punto, podía aceptarlo más o menos.
—Pero ahora, Wei Qingruo estaba aplicando la crema en el brazo de Wei Yilin, ¿por qué no podía dársela a ella si podía desperdiciarla de esa manera?