El hombre iba vestido de manera sencilla, pero su porte exudaba una presencia extraordinaria.
Su rostro mostraba las marcas del tiempo, revelando una determinación robusta que insinuaba su anterior belleza juvenil.
La mirada de Si Fuqing era firme.
—Hola, yo, yo soy aquel... —comenzó el hombre, sus palabras tropezándose entre sí—, quiero decir, eso es...
El titubeó, incapaz de terminar su frase, y su cabeza se inclinó en un gesto de derrota.
—Tómate tu tiempo, no hay prisa por hablar —le ofreció palabras tranquilizadoras Si Fuqing.
—Señorita Si, esto fue lo que pasó —intervino la mujer, acariciando el brazo del hombre y avanzando con un comportamiento gentil—, ¿Recuerdas algo de tu infancia?
—Recuerdo poco antes de los cinco años, después de eso, estuve con la familia Zuo —Si Fuqing entrecerró los ojos—. Puedes ser directo.
—Quiero decir —el hombre levantó la cabeza, calmando sus emociones antes de finalmente decir—, podrías ser la hija de mi hermano mayor, porque tú...