Sin Forma de Vivir, Sin Forma de Morir

—¿Quién es? ¿No saben que este no es momento para subir? Llévenselos rápido y no molesten al señor Hilton —le regañó oportunamente el presidente.

—Presidente, ella... ella... —cambió abruptamente el tono el gerente Luo.

La chica se quitó el sombrero, revelando su rostro.

Su piel era pálida y su cabello largo y suave.

La luz teñía sus cejas y ojos de un rojo oscuro, haciendo que su belleza fuera algo impresionante.

Sus rasgos fuertes eran casi asfixiantes.

—Escuché que me buscaban, así que subí. Si no soy necesaria, entonces bajaré —ofreció Si Fuqing una leve sonrisa, sus ojos divagaban.

La habitación quedó en silencio.

Además de Hilton, había otros pocos magnates presentes.

Su mirada se fijó en Si Fuqing, inmóvil.

Todos habían visto fotos de Si Fuqing.

Pero en persona, era aún más bella que en sus fotografías, indescriptible con palabras.