Las orejas de Chi Yu zumbaban, dejándolo momentáneamente incapaz de comprender lo que acababa de suceder.
Al otro lado del teléfono, el oficial de Oracle que había llamado estaba una vez más desconcertado.
Inicialmente, la revelación de que una voz femenina contestó la llamada lo había impactado profundamente, hasta el punto de que no se atrevía ni a respirar demasiado fuerte.
—Yo... Yo no dije eso —dijo el oficial, sonando a la vez agraviado y sumiso—. ¿Quién se atrevería a enseñarte a jugar? Eso sería pura arrogancia, una falta total de comprensión de su lugar en el mundo.
La fama de NINE como espadachín no significaba que fuera incapaz de dominar otras clases.
Para estos jugadores de alto nivel, ser competente en veinticuatro clases era un requisito fundamental.
De lo contrario, ¿cómo podría NINE el Dios haber inventado diferentes combinaciones de movimientos para varias clases?
Había muchas clases que contrarrestaban a los espadachines, sin embargo, NINE seguía invicta.