Las palabras de Nana provocaron aún más ira en los Zhang. Incluso Xian quedó estupefacto por la ferocidad con la que Nana se dirigió a él. Parecía creer genuinamente que él era como una posesión de su propiedad.
—No me perteneces —le ladró él.
Su voz, como una bomba que había estado en cuenta atrás por un tiempo, explotó. —He sido paciente contigo. Me divorcié de Yura y elegí quedarme contigo sin importarme lo que la gente pudiera pensar o decir. Inventé excusas por ti para todo, prometiendo a mis padres que cambiarías mientras tomaras clases sobre cómo ser una mujer elegante y aprendieras a encajar en la sociedad elite. Pagué clases para ti con diferentes profesores de etiqueta, pero ¿qué hiciste? —golpeó la silla, mostrando cuánto había estado conteniendo.