—¡Tch! —La Abuela Zhang frunció los labios—. Decir que es daño es demasiado. Una unión mutua basada en un matrimonio arreglado entre dos familias no está dañando a nadie. Estoy segura de que la mujer también estaría de acuerdo conmigo.
—Entonces considéralo como dañar a tu hijo, madre —él reiteró.
La Abuela Zhang miró a su hijo por un momento y notó la terquedad en sus ojos. Allí, podía ver rastros de su antiguo hijo, el que tenía columna vertebral y podía mantenerse firme. Eso la convenció de que todo lo que dijera después de esto no sería tomado en cuenta. Él ignoraría sus deseos y haría lo que le placiera, justo como sus hijos.
—Está bien, voy a rendirme por ahora pero no quiero que pienses que soy una villana en este escenario. Quiero que te cases porque me preocupa que estés solo en el futuro. Tu padre y yo ya somos viejos y no nos estamos volviendo más jóvenes.
Todos tus hijos se han mudado de esta casa y solo quedamos los tres. ¿Qué harás después de que muramos?