Genial, simplemente genial.

Sobre el hombro de Alix, un hombre y dos gatos estaban observando el juego al que ella jugaba. Todos tres llevaban puestas gafas de juego, permitiéndoles experimentar el juego como si realmente estuvieran allí con ella. Caishen tenía una grabadora en sus manos y hasta estaba tomando notas de sus alrededores y cualquier cambio sutil en el entorno.

Él estaba impresionado con cuán real parecía todo, era tan bueno como estar en otro mundo sin estar allí físicamente. Si las compañías de juegos pudieran dominar esta tecnología, el mundo cambiaría en muchas maneras.

Majestad maullaba cada vez que aparecían los monstruos. Estaba advirtiendo a Alix de su presencia, a pesar de que ella no podía oírlo.

Su ansiedad en algún momento fue tal que sus garras rasgaron la manta. Actualmente, estaba doblando sus patas porque Alix y Muerte Oscura se estaban adentrando en una de las únicas estructuras en la Grieta Rota que aún se mantenía en pie de alguna manera.

—No entres allí Alix... —él advirtió.