Mamá la defensora.

Su Muli jadeó y se tocó la mejilla, sorprendida por la bofetada de su superiora, Nan Yunwan.

—Nan Yunwan, ¿cómo te atreves...?

—Claro que me atrevo porque una idiota como tú me ha arruinado una buena oportunidad. ¿Sabes cuántos periodistas han intentado conseguir una entrevista con la esposa de Zhang Caishen? Es una mujer con logros, hija de una familia prominente que está casada con un multimillonario y aun así sigue siendo humilde. Por esa razón, a muchas personas les interesa saber de ella. Qué come, qué se pone, qué le gusta, qué no le gusta y todo acerca de ella es oro para la audiencia.

Ella levantó la mano y abofeteó a Su Muli nuevamente.

—¿Crees que solo porque eres joven y actúas de forma coqueta Zhang Caishen te va a prestar atención? ¿Cuántas zorras como tú crees que ha visto él en su vida?

—Nan Yunwan, ¿me viste intentar seducirlo? —preguntó Su Muli.

No recibió una respuesta, sino otra bofetada.

—¿Cómo te atreves a corregirla en mi entrevista?