La mujer que tenía enfrente iba vestida de negro como una asesina de película cliché. Desafortunadamente para ella, era de día, así que la oscuridad no podía ocultarla ni esconderla. Probablemente había estado demasiado ansiosa y preocupada por ser atrapada en la ciudad, así que eligió atacar tan pronto como se presentó la primera oportunidad.
En sus manos, empuñaba dos cuchillos curvados cuyo mango se ajustaba perfectamente alrededor de sus pulgares firmemente.
Alix inclinó la cabeza a la derecha cuando hizo una observación interesante. —Llevas puesta una máscara de rostro bastante buena y no tienes sistema, así que supongo que debes ser miembro de Todos —exclamó—. ¡Ah! no es ni siquiera una máscara de rostro sino piel humana. Parece tan real que me encantaría ver cómo funciona. Espero que no te importe, pero voy a arrancarla de tu rostro después de incapacitarte.