Mantis asintió, en efecto había saltado a una conclusión equivocada, no podían estar yendo tras Génesis por su cuenta. Pero si no estaban yendo tras Génesis, entonces tenía que ser Afaro o el misterioso y desconocido anfitrión del sistema que todos conocían pero nunca podían identificar.
—¿Entonces quién es? —preguntó.
—¿A quién quiere el capitán más que a nadie? —Abby preguntó e insinuó al mismo tiempo.
—Afaro —sus ojos se entrecerraron.
Aquellos que estaban cerca del capitán conocían la razón por la cual y entendían la sed de sangre del capitán por Afaro. Afaro había asesinado a su esposa de forma atroz, de una manera que había dejado a todos impactados y asustados.
Ella estaba embarazada en ese momento, pero él no mostró misericordia, le había pelado la piel como si estuviera desollando un pescado para la cena. Luego le sacó los ojos y la dejó desangrarse. Había sido una muerte lenta y dolorosa para ella, una cruel que no merecía.