Duke podía percibir la tensión y la preocupación grabadas en el rostro de Kisha. Aunque él le ofrecía palabras de consuelo, sabía que no serían suficientes.
Quería quedarse a su lado, para proporcionarle confort, pero el deber lo llamaba: era necesario en la muralla oeste.
Cuando se trataba de decisiones que involucraban a Kisha, la lealtad de Duke era inquebrantable. La elegiría por encima de todo, incluso si eso significaba que la base sería invadida o arrasada.
Su familia, y especialmente Kisha, siempre serían su prioridad. Al ver la preocupación en sus ojos por Rosa, Duke se sentó tranquilamente junto a ella, ofreciendo su apoyo silencioso.
Kisha estaba igual de sorprendida. Ella había encargado específicamente a Duke supervisar la defensa de la muralla oeste mientras ella se quedaba detrás para cuidar a Rosa.