Afortunadamente, los supervivientes eran notablemente obedientes; nadie intentó causar problemas ni reunir facciones contra ella y su gente.
Esta seguridad era lo único que mantenía a Kisha centrada, permitiéndole continuar con sus esfuerzos.
Había construido un muro grueso alrededor de su corazón, desarrollando problemas de confianza en el camino.
Por esto, a menudo se encontraba pensando demasiado cada situación, enfocándose instintivamente en el lado negativo antes de poder aceptar que lo que estaba sucediendo podría tener un lado positivo.
Sin Duque a su lado, la negatividad que había estado enterrada en su corazón comenzó a resurgir.
Se le recordó los profundos cambios que él había traído a su vida en este 100º renacimiento; él era su salvación, el que la ayudó a convertirse en su mejor versión.