Capítulo 496 ¿Te gusta la vista?

Su polla, dura como el acero, se presionaba insistentemente contra su trasero, encendiendo un calor entre ellos que era imposible ignorar.

El dedo de Duque recorría hacia abajo, rozando tentadoramente cerca del clítoris de Kisha, provocándola de una manera que le enviaba escalofríos por todo el cuerpo. Su tono era bajo y acogedor, impregnado de un hambre seductora.

—Hmmm, estoy hambriento —murmuró, su voz cargada de deseo.

—¿Qué tal si abres esas hermosas piernas tuyas para que pueda darme un festín con esa dulce y rosada concha? Ese es el tipo de desayuno que estoy antojando ahora mismo —gruñó, sus palabras goteando con intención carnal.

«¡Oh mierda! Creo que acabo de picar al oso dormido» pensó Kisha, tragando saliva mientras se le formaba un nudo en la garganta.