—No hay necesidad de formalidades —dijo Duke, haciendo un gesto casual con la mano, señalando a todos para que continuaran con sus tareas.
El grupo cumplió de inmediato, con una renovada sensación de vitalidad recorriendo sus cuerpos.
Aparte de expulsar a los insectos demoníacos, la píldora celestial también los había infundido con pura energía espiritual, mejorando su poder y purificando la energía dentro de ellos.
El efecto era innegable: se sentían más fuertes, más sintonizados con su entorno y mucho más capaces que antes.
La píldora había resultado ser mucho más beneficiosa de lo que habían anticipado, mejorando tanto su bienestar físico como espiritual de múltiples maneras.
Con energía renovada, todos se sumergieron de nuevo en sus tareas alrededor del territorio.
Cuando terminaron su trabajo, no había nada más que hacer, así que empezaron a prepararse para irse, esperando que pasara la tormenta para que Gorrión y su equipo pudieran dirigirse al norte.