El devastador poder de la escarcha podía inmovilizar y hacer añicos a cualquiera lo suficientemente imprudente como para enfrentarlo de frente.
Los ojos de Buitre se entrecerraron mientras estudiaba al zombi evolucionado tipo hielo desde una prudente distancia.
La criatura devolvió su mirada con una sonrisa inquietante y siniestra, sus dientes afilados como los de una piraña reluciendo amenazadoramente.
Una baba viscosa goteaba entre sus dientes, formando hilos que añadían a su grotesca apariencia.
La vista envió un escalofrío por la espina dorsal de Buitre, sudor frío formándose en su espalda mientras una ola de inquietud lo inundaba.
En ese momento, se dio cuenta de la horrorosa verdad: este zombi no era solo un mal emparejamiento elemental para él —era más fuerte.
Su poder irradiaba con una intensidad que sugería que no solo era más formidable, sino posiblemente incluso un nivel por encima del suyo.