—¿Pero qué—? ¿¡Qué está pasando!? —exclamó Kisha, apenas recuperando el aliento después de realizar su ataque final.
Justo cuando el reloj marcó la medianoche, su temporizador emitió un agudo ding, y una avalancha de notificaciones del sistema explotó en su pantalla.
Antes de que pudiera procesarlas, 008 envió una ráfaga de fuegos artificiales virtuales—visibles solo para ella—iluminando su interfaz. Los mensajes seguían llegando, uno tras otro, abrumando sus sentidos.
—Eh, anfitrión... algunas de estas notificaciones del sistema se retrasaron —admitió 008 con timidez.
—Recuerda cuando completaste esas otras misiones—como sobrevivir la Geotormenta—y solo recibiste dos notificaciones en ese entonces? Bueno... contuve el resto. Estabas demasiado ocupada para preocuparte en ese momento, y no quería que te distrajes o bajes la guardia.