Todos asintieron al plan de Gorrión, reconociendo la necesidad de su búsqueda.
—No te preocupes, Capitán. Aquí lo tenemos bajo control, así que no tienes que estresarte por eso —le aseguró uno de los hombres.
Sin embargo, sus palabras llevaban un matiz de incertidumbre, como si las dijera solo para levantar la moral.
La verdad era que ninguno de ellos entendía completamente qué estaba sucediendo a sus cuerpos ni cuánto duraría este estado de debilidad. Todo lo que podían hacer era mantenerse unidos y avanzar.
En cuanto a Gorrión, no era solo cualquier miembro normal de los hombres de Winters; él era uno de los miembros principales. Incluso antes de despertar sus habilidades, ya había sido más fuerte que ellos.
Ahora, a pesar de sufrir la misma anomalía de estado, aún lo veían como el más capaz y confiable entre ellos. Mantenerlo aquí era como encerrar a un pájaro destinado a volar. Al final, solo pudieron dejarle hacer lo que mejor sabía hacer.